Lo mejor de nosotros mismos

Artículo escrito por Blas Gómez.

Mi querido hermano Blas nos hace una reflexión basada en su experiencia vital. Sirva de paso este artículo para rendir un homenaje a Fernando Domenech Tarin, excelente persona y excelente Maestro de aikido, que alumbró los pasos de tantos y tantos aikidokas.

Hace tiempo me sumía en una fuerte crisis personal. Recuerdo que necesitaba actividad física y me apunté a un gimnasio. Allí observaba que practicaban Judo y otra arte marcial para mi  desconocida: Ju Jitsu que según me decían significaba "la técnica de lo suave".
Hubo un día que fue crucial para mi, al observar una luxación de muñeca (Kote gaeshi), me di cuenta que estaba ante algo diferente. A mi, desde pequeño, me atraían las artes marciales, pero al mismo tiempo había algo en ellas que me daba miedo, me imgino que sería miedo a la lucha y al conflicto competitivo.
Ese kote gaeshi me animó a probar una clase de Ju Jitsu, me gustó bastante y empecé a practicar con esmero y dedicación. Notaba que mi ser comenzaba a resurgir, a medida que practicaba me sentía cada vez más fuerte y sobrio. En un par de años mi capacidad física era encomiable.
De forma paralela conocí el shiatsu (digitopuntura japonesa) y esto me llevó a estudiar masaje y acupuntura. Mi interior y mi exterior se expandían más y más.
Recuerdo que preparaba un examen para azul (de esto hace unos 16 años) y comenzaba a tener dudas sobre la práctica del Ju jitsu, salíamos de las clases llenos de hematomas, hubieron compañeros con un par de lesiones muy graves de ligamentos y los kumites me parecían una manera de imposición y no de impartir conocimientos.
Pero mis dudas en breve se verían disipadas. Al par de días, me dieron la noticia que se impartían clases de Aikido, y recuerdo que mi querido hermano me dijo que se apuntaba ya. No tenía mucha información, solamente que era conocido por Steven Seagal en el cine y que tenía fama de mucha dificultad en su aprendizaje.
El primer día que observé al sensei Fernando Domenech me impactó brillantemente comprobar la sutileza de sus desplazamientos, como se redondeaban las técnicas, la fluidez de movimientos, lo más asombroso, ver como un jubilado de más de 70 años se deslizaba por el suelo como una sombra, cayendo redondo y sin impacto, suavemente como en un sueño.
Durante unos meses mi práctica del Ju Jitsu fue perdiendo aliciente. Conocí a nuestro querido amigo Ximo, que por aquel entonces estaba hecho un chaval, y me animó a que probara el aikido. Acepté la invitación y desde entonces soy aikidoka. Recuerdo que trabajamos la respiración, suwari-waza, relajación, complementación de uke-tori, bokken, jo, etc, y los sábados por la tarde me iba con mi amigo Enric (una excelente persona y un superdotado para las artes marciales) a practicar más aikido a Cheste, donde conocimos a otros alumnos avanzados de nuestro sensei.
En aquellos momentos me encontraba con un físico poderosos, con una mente expandida y con un espíritu alimentado por el equilibrio armónico del Aikido. Estaba en un apogeo, en un cúlmen vital, era lo mejor de mi mismo.
Durante aquellos tres o cuatro años conseguí mucha flexibilidad en todos los sentidos. Pero sin saber por qué, me inmolé, renuncié, comencé a abandonar la práctica del aikido. El erróneo concepto, transmitido por la cultura judeocristiana, de sacrificarse por los demás.
Mi hermano contínuamente me animaba a reanudar la práctica, pero yo como enajenado no hacía caso a sus consejos.
A pesar de las dificultades en la vida no tenía que haber dejado atrás "lo mejor de mi mismo", por que así poco a poco fui cayendo en otra fuerte y profunda crisis personal.
Pero lo importante es que ahora estoy en el dojo mushin, practicando aikido, siendo cada día más flexible y soñando un nuevo y más grande apogeo.
Por eso os aconsejo nunca dejéis atrás lo mejor de vosotros mismos, ni por nadie, ni por nada.

Comentarios

  1. Vaya en primer lugar mi más profundo y sincero reconocimiento y más querido recuerdo al imborrable y portentoso Ximo, de Doménech no puedo opinar dado que no lo conocí.
    Respeco a lo demás nos alegramos sobremanera de tenerte con nosotros y, no sólo de que tú crezcas y mejores en todos los sentidos encomiablemente, sino que nos ayudes a hacerlo a los demás también;parafraseando una frase de una peli de Disney...hasta el infinito y más allá.Bienvenido de nuevo Blas!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    Tomás

    ResponderEliminar
  2. Cada día estoy más seguro de que Ximo no es de este Mundo, sino un extraterrestre...cada vez que veo las fotos de un curso de Rafa a Ximo practicando con Dani Bolgarsky se me cae la baba...
    Lo realmente importante no es cuándo dejaste el Aikido ni por qué, sino que hayas vuelto y que lo disfrutes. Ahora que has regresado, todos podremos aprender de ti y mejorar dentro y fuera del tatami.
    Miguel Ángel Samper

    ResponderEliminar
  3. Como soy muy nueva en esto no he podido practicar aikido ni con Ximo ni con Fernando Domenech, por eso solo puedo conocerles un poco por las cosas que contáis en clase o en crónicas como esta tan chula que nos ha escrito Blas. Y una alegría verte en el tatami. Ala, a aikidokrrrrrrrrrrr sin pararrrrrrrrrrrr.
    Mariajosé

    ResponderEliminar
  4. Viendo el interés que ha suscitado el tema y algunos comentarios que habéis hecho, estoy pensando en proponer que veamos el día 18 de diciembre un video que tengo de aquellos tiempos en vez del que tenía pensado.
    Ya iremos hablando.
    Abrazos
    Fer

    ResponderEliminar
  5. Bienvenido de nuevo !!!! Recordaré tus palabras.
    Miguel del Valle

    ResponderEliminar
  6. Acabo de leer, esto y se ma a puesto la piel de gallina. Tuve el gran honor de ser alumno de Fermando Doménech Tarín.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Si piensas que tienes algo que decir al respecto no dudes en usar los comentarios. Tu opinión, siempre que sea respetuosa, es bienvenida.

Entradas populares